"No sé si sería por el calor o por los nervios, pero las piernas me pesaban mucho, 50 kilos más de lo habitual", explica gráficamente el joven centrocampista, sustituto de Juanín en el segundo tiempo del duelo ante el Guadalajara. Manolo es realmente de Torreorgaz, localidad a la que se trasladó con su familia cuando contaba con apenas un par de años. Desde ahí, hasta los 14, se formó futbolísticamente en el colegio hasta que llegó a los infantiles del Cacereño.
Su historia como futbolista tiene su particularidad: con 18 años se fue al Flecha Negra, en División de Honor de juveniles, y en dos-tres meses ya estaba en el Polideportivo Ejido, también en la máxima categoría. El destino le tenía guardado la vuelta a casa: hizo la pretemporada con Angel Alcázar y "a partir de Navidades", dice, jugó en el Cacereño B, en Regional Preferente, reclutado por el técnico, Adolfo Senso, ahora segundo de Manolo.
"El míster cuenta conmigo y aquí estoy". Manolo, el futbolista, ha disputado casi todos los partidos de pretemporada, viajó a Leganés con el equipo y el domingo debutó ante el Guadalajara. No fue un buen día en el resultado, pero para él sí fue una jornada especial.
Lo positivo
Pese a su inexperiencia, también sabe ser autocrítico. Además de reconocer que no estuvo bien por el problema en sus piernas, "fue algo inexplicable, jugamos realmente mal. En Leganés estuvimos muy bien y merecimos ganar, pero ayer (por el domingo) no". Sin embargo, su lectura positiva también es diáfana. "Somos mucho mejor equipo que lo que se vio. No entiendo qué nos pasó, pero vamos a demostrar que podemos hacerlo mucho mejor", asegura.
El, de momento, fue una de las escasas noticias positivas del aciago domingo.
Fuente: El periódico de Extremadura
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